a Verónica

 
 

Sempre som en existència d'altri. J.V.Foix

 

 
 

    Aquí comparezco, cuando la voz es grieta, en el justo instante en que se agranda en grito y el silencio se resquebraja. Comunicar implica despedazarse y despedazar. Ora la voz sin su boca y sin sonido que sortea los árboles de este cerrado espacio. Camino el salvaje bosque de la escritura, acojido a lo más hondo de mí, sin la inquisición del ansia o de la necesidad de algo. Vuestro ojo me agarra y vuestro cerebro, y prueba de ello son las manos que acarician ahora y sujetan a mi torso. En el continente de vuestra cabeza cada palabra me da presencia y reduce el vacío; vacío es lo que no se piensa, no cuanto se ignora. Para siempre me atrapa este encuentro, papel o lazo, para siempre la pertenencia a lo desconocido. Saludo a la par la dejadez del instinto y vuestro pensamiento que ejercita a mi persona y la rehace. Soy otro en vos y el infortunio de ser uno mismo me abandona. Abandono del nombre, de la posesión de un cuerpo, del sentimiento de ser humano. Transubstanciación vuestra y mía, recíproca, en la invisible zona del arco de la alianza. El verbo no se convierte en carne sino en lluvia de relámpagos, en la luz más cercana a Dios. Somo sendos ombligos del infinito. Vos con el nombre de Giovanna Tornabuoni o Susana Bombal o Anna Blume en la delicia del abismo, en la ardiente lacería de la auténtica belleza. Vos en la encrucijada de caminos, índice sobre la palma de la mano, organismo que anida los paraderos de la creación. He aquí la confluencia del caracol, la Virgen en cinta, el ojo de buey que todo lo observa en el enlace verbal de nuestras imágenes. Ambos trazamos la constelación de lo posible. Vislumbro mi otro nombre escrito en vuestro iris. Vislumbro en el pómulo el fulgor del rojo incendiándoos los cabellos, como un sol cuando nace y arden cielo y tierra más allá del horizonte.

[Ausiàs Navarro]

 

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