moro
| entrada | Llibre del Tigre | sèrieAlfa | varia | Berliner Mauer |

 

 

 

 

[César Moro (Perú 1903-1956)]

 

André Breton 

Carta a Antonio

Hay que llevar los vicios
La leve pisada del demonio nocturno  
Libertad-igualdad  
Llamado a los tres reinos
La vida escandalosa de César Moro  

Oh furor el alba se desprende de tus labios
Te quiero con tu gran crueldad
Viernes en la noche con el humo fabuloso de tu cabellera

 
Oh furor el alba se desprende de tus labios

Vuelves en la nube y en el aliento
Sobre la ciudad dormida
Golpeas a mi ventana sobre el mar
A mi ventana sobre el sol y la luna
A mi ventana de nubes
A mi ventana de senos sobre frutos ácidos
Ventana de espuma y oleaje
Sobre altas mareas vuelven los peñascos en delirio y la alucina-
             ción precisa de tu frente
Sobre altas mareas tu frente y más lejos tu frente y la luna es tu
             frente y  un barco  sobre el mar y las adorables tortugas
              como  soles poblando  el mar y  las algas nómadas y las que
              fijas  soportan  el oleaje y el galope de  nubes  persecutorias
              el  ruido  de las conchas  las  lágrimas  eternas  de los  coco-
              drilos  el paso de las ballenas  la creciente del Nilo el  polvo
              faraónico  la  acumulación  de  datos  para  calcular  la  velo-
              cidad  del crecimiento  de   las  uñas en  los tigres jóvenes la
              preñez  de la  hembra  del  tigre  el  retozo  del  albor  de  los
              aligatores  el  veneno  en  copa de  plata las primeras huellas
              humanas  sobre el mundo tu  rostro  tu  rostro  tu  rostro 
Vuelven  como el  caparazón  divino de  la  tortuga   difunta  envuelto
            en luz de nueve
El  humo  vuelve   y  se  acumula  para  crear   representaciones  tangi
            bles de tu presencia sin retorno
El  pelo  azota  el  pelo   vuelve  no  se  mueve el pelo golpea sobre un
             tambor   finísimo  de  algas   sobre  un  tambor   de  ráfaga  de 
             viento
Bajo  el  cielo  inerme  venciendo  su  distancia golpeas sin sonido
La  fatalidad   crece  y  escupe   fuego  y  lava  y  sombra  y  humo  de
           panoplias y espadas para impedir tu paso
Cierro  los  ojos y  tu imagen  y  semejanza  son  el mundo
La  noche  se  acuesta  al lado mío y empieza el dialogo al que asistes
             Como   una  lámpara   votiva  sin  un  murmullo  parpadeando
             y  abrazándome  con  una  luz  tristísima  de  olvido  y de casa
             vacía  bajo  la  tempestad  nocturna
El día se levanta en vano
Yo  pertenezco  a  la   sombra  y  envuelto  en sombra yazgo sobre un 
             lecho de lumbre.
Δ
 

La vida escandalosa de César Moro


Dispérsame  en  la  lluvia  o  en  la humareda  de  los  torrentes que
           pasan
Al margen de la noche en que nos vemos tras el correr de nubes
Que se muestran a los ojos de los amantes que salen
De sus poderosos castillos de torres de sangre y de hielo
Teñir el hielo rasgar el salto de tardíos regresos

Mi amigo el Rey me acerca a su tumba real y real
Donde Wagner hace la guardia a la puerta con la fidelidad
Del can royendo el hueso de la gloria
Mientras lluvias intermitentes y divinamente funestas
Corroen el peinado de tranvía aéreo de los hipocampos relapsos
Y homicidas transitando la terraza sublime de las apariciones
En el bosque solemne carnívoro y bituminoso
Donde los raros paseantes se embriagan los ojos abiertos
Debajo de grandes catapultas y cabezas elefantinas de carneros
Suspendidos según el gusto de Babilonia o del Transtévere
El río que corona tu aparición terrestre saliendo de madre
Se precipita furioso como un rayo sobre los vestigios del día
Falaz hacinamiento de medallas de esponjas de arcabuces
Un toro de significativa alegría muerde el seno o cúpula
De un templo que emerge en la luz afrentosa del día en medio
           de las ramas podridas y leves de la hecatombe forestal

Dispérsame   el vuelo de los caballos migratorios
En el aluvión de escorias coronando el volcán longevo del día
En la visión  aterradora que persigue al hombre al acercarse  la
          Hora  entre todas  pasmosa del mediodía
Cuando las  bailarinas hirvientes están a punto de ser decapitadas
Y el hombre  palidece en la sospecha  pavorosa de la aparición de-
            finitiva trayendo  entre los  dientes  el oráculo legible como
             sigue:

Una  navaja sobre un caldero atraviesa un cepillo de cerdas
de dimensión ultrasensible; a  la  proximidad  del  día las cerdas se
alargan  hasta  tocar  el crepúsculo; cuando la noche se acerca las
cerdas se transforman en una lechería de apariencia modesta y campesina.
Sobre la navaja vuela un halcón devorando un  enigma  en forma  de 
condensación  de vapor; a veces es un cesto colmado de ojos de 
animales y de  cartas de  amor llenas  con una sola letra; otras veces un perro
laborioso  devora  una cabaña  iluminada  por  dentro. La oscuridad
envolvente puede interpretarse como una ausencia  de pensamiento
provocada por la proximidad invisible de  un  estanque  subterráneo  habitado
por tortugas de primera magnitud.


El viento se levanta sobre la tumba real
Luis II de Baviera despierta entre los escombros del mundo
Y sale a visitarme trayendo a través del bosque circundante
Un tigre moribundo
Los árboles vuelven a ser semillas y el bosque desaparece
Y se cubre de niebla rastrera
Miríadas de insectos ahora en libertad ensordecen el aire
Al paso de los dos más hermosos tigre del mundo..      

Δ 
 

Llamado a los tres reinos 


Hablo a los tres reinos
al tigre sobre todo
más susceptible de escucharme
a las limaduras a la carbonilla
al viento que no se sitúa en ninguno de los tres reinos
para la tierra habría que usar un lenguaje de cieno
para el agua un lenguaje de ventosa
para el fuego apretar la poesía en un torno y romper el cráneo
               atroz de las iglesias
 
Hablo a  los sordos de orejas tumefactas
a los mudos más imbeciles que su silencio impotente
huyo de los ciegos pues no podrán comprenderme
todo el drama sucede en el ojo y lejos del cerebro
 
Hablo de un cierto encanto incomprensible
de un habito desconocido e irreducible
de ciertas lágrimas secas
que pululan sobre el rostro del hombre
del silencio que resulta el gran grito del nacimiento
de este instinto de muerte que nos subleva
a nosotros los mejores de entre los hombres
cada mañana se hace tangible bajo la forma de una medusa
        sangrante a la altura del corazón.
 
Hablo a mis amigos lejanos cuya imagen confusa
tras una cortina de estrépito de cataratas
me deleita como una esperanza inaccesible
bajo la campana de un buzo
simplemente en la soledad de un claro de bosque.

 

Δ
 

Te quiero con tu gran crueldad, porque apareces en medio de mi sueño
y me levantas y como un dios, como un autentico dios, como el único y
verdadero, con la injusticia de los dioses, todo negro dios nocturno, todo
de obsidiana con tu cabeza de diamante, como un potro salvaje, con tus
manos salvajes y tus pies de oro que sostienen tu cuerpo negro, me
arrastras y me arrojas al mar de las torturas y de las suposiciones.
          Nada existe fuera de ti, sólo el silencio y el espacio. Pero tu eres
el espacio y la noche, el  aire y  el agua que bebo, el  silencioso  veneno
y el volcán en cuyo abismo  caí hace  tiempo,  hace  siglos,  desde  antes 
de  nacer,  para que  de  los cabellos  me  arrastres  hasta  mi  muerte.  
Inútilmente   me debato,  inútilmente pregunto. Los dioses son mudos;
como un muro que se aleja, así respondes a mis preguntas, a la sed
quemante de mi vida.
          ¿Para qué resistir a tu poder? Para qué  luchar con tu fuerza de
rayo, contra tus brazos  de  torrente; si  así  ha de ser,  si  eres  el punto,
el polo que imanta mi vida.
           Tu historia es la historia del hombre. El gran drama en que mi existencia
es el zarzal ardiendo, el objeto de tu venganza cósmica, de tu rencor de acero.
Todo sexo y todo fuego, así eres. Todo hielo y  todo sombra,   así eres:
hermoso demonio de la noche, tigre implacable de testículos de estrella,
gran  tigre negro de semen inagotable de nubes inundando el mundo.
        Guárdame junto a ti, cerca de tu  ombligo en  que principia el aire;
cerca  de tus axilas donde se acaba el aire. Cerca de tus pies y cerca de
tu manos. Guárdame junto a ti.
         Seré tu sombra y  el  agua de  tu sed, con ojos; en tu sueño seré aquel
punto luminoso  que  se agranda y  lo convierte  todo en lumbre; en  tu 
lecho al dormir oirás  como  un  murmullo y un  calor a  tus  pies  se  anudará 
e   irá  subiendo y lentamente se apoderará de tus miembros y un gran descanso
tomará tu cuerpo y al extender tu mano sentirás un cuerpo extraño, helado: 
seré yo. Me llevas en tu sangre y en tu aliento, nada podrá borrarme.
Es inútil tu fuerza para ahuyentarme, tu  rabia  es menos  fuerte que  mi 
amor; ya tú  y yo unidos para siempre, a pesar tuyo,  vamos  juntos.
En el  placer que tomas lejos de  mi  hay un  sollozo y tu nombre.
Frente a tus ojos el fuego inextinguible.

                                                                                18 de junio de 1939
 

Δ

Libertad-igualdad

 

El invierno recrudece la melancolía de la tortuga ecuestre
El invierno la viste de armiño sangriento
El invierno tiene pies de madera y ojos de zapato
La esmeralda puede resistir la presencia insólita del tigre
Acoplado a la divina tortuga ecuestre
Con el bramido de la selva llorando por el ojo fatal 
                                                       (de la amatista
La generación sublime por venir
Desata las uñas de las orquídeas que se clavan en la cabeza
                                                       (de los angélicos ofidios

La divina tortuga asciende al cielo de la selva
Seguida por el tigre alado que duerme reclinada la cabeza
Sobre una almohada viviente de tenuirrostros

El invierno famélico se vuelve un castillo
El invierno tiene orejas de escalera un peinado cañón
Tiene ientes en forma de sillas de agua
Para que los soldados ecuestres de la tortuga
Beban las sillas y suban las orejas
Desbordantes de mensajes escritos en la nieve
Como aquel que dice: "a su muy digno cargo elevado
Como el viento participe en un % mínimo, me es grato
Dirigir un alerta de silencio"

En vano los ojos se cansan de mirar
La divina pareja embarcada en la cópula
Boga interminable entre las ramas de la noche
De tiempo en tiempo un volcán estalla
Con cada gemido de la diosa
Bajo el tigre real

Δ

André Breton

 

Como un piano de cola de caballo de cauda de estrellas
Sobre el firmamento lúgubre
Pesado de sangre coagulada
Arremolinando nubes arco-iris falanges de planetas
    (y miradas de aves
El fuego indeleble avanza
los cipreses arden los tigres las panteras y los animales 
    nobles se tornan incandescentes

El cuidado del alba ha sido abandonado
Y la noche se cierne sobre la tierra desvastada

La comarca de tesoros guarda para siempre tu nombre

Δ

La leve pisada del demonio nocturno


En el gran contacto del olvido
A ciencia cierta muerto
Tratando de robarte a la realidad
Al ensordecedor rumor de lo real
Levanto una estatua de fango purísimo
De barro de mi sangre
De sombra lúcida de hambre intacto
De jadear interminable
Y te levantas como un astro desconocido
Con tu cabellera de centellas negras
Con tu cuerpo rabioso e indomable
Con tu aliento de piedra húmeda
Con tu cabeza de cristal
Con tus orejas de adormidera
Con tus labios de fanal
Con tu lengua de helecho
Con tu saliva de fluido magnético
Con tus narices de ritmo
Con tus pies de lengua de fuego
Con tus piernas de millares de lágrimas petrificadas
Con tus ojos de salto nocturno
Con tus dientes de tigre
Con tus venas de arco de violín
Con tus dedos de orquesta
Con tus uñas para abrir las entrañas del mundo
Y vaticinar la pérdida del mundo
En las entrañas del alba
Con tus axilas de bosque tibio
Bajo la lluvia de tu sangre
Con tus labios elásticos de planta carnívora
Con tu sombra que intercepta el ruido
Demonio nocturno
Así te levantas para siempre
Pisoteando el mundo que te ignora
Y que ama sin saber tu nombre
Y que gime tras el olor de tu paso
De fuego de azufre de aire de tempestad
De catástrofe intangible y que merma cada día
Esa porción en que se esconden los designios nefastos y la sospecha
           que tuerce la boca del tigre que en las mañanas escupe para
           hacer el día


[La tortuga ecuestre]

 

Δ

Viernes en la noche con el humo fabuloso de tu cabellera

 

Apareces
La vida es cierta
El olor de la lluvia es cierto
La lluvia te hace nacer
Y golpear a mi puerta
Oh árbol
Y la ciudad el mar que navegaste
Y la noche se abren a tu paso
Y el corazón vuelve de lejos a asomarse
Hasta llegar a tu frente
Y verte como la magia resplandeciente
Montaña de oro o de nieve
Con el humo fabuloso de tu cabellera
Con las bestias nocturnas en los ojos
Y tu cuerpo de rescoldo
Con la noche que riegas a pedazos
Con los bloques de noche que caen de tus manos
Con el silencio que prende a tu llegada
Con el trastorno y el oleaje
Con el vaivén de las casas
Y el oscilar de luces y la sombra más dura
Y tus palabras de avenida fluvial
Tan pronto llegas y te fuiste
Y quieres poner a flote mi vida
Y sólo preparas mi muerte
Y la muerte de esperar
Y el morir de verte lejos
Y los silencios y el esperar el tiempo
Para vivir cuando llegas
Y me rodeas de sombra
Y me haces luminoso
Y me sumerges en el mar fosforescente donde acaece tu estar
Y donde sólo dialogamos tú y mi noción oscura y pavorosa de tu ser
Estrella desprendiéndose en el Apocalipsis
Entre bramidos de tigres y lágrimas
De gozo y gemir eterno y eterno
Solazarse en el aire rarificado
En que quiero aprisionarte
Y rodar por la pendiente de tu cuerpo
Hasta tus pies centelleantes
Hasta tus pies de constelaciones gemelas
En la noche terrestre
Que te sigue encadenada y muda
Enredadera de tu sangre
Sosteniendo la flor de tu cabeza de cristal moreno
Acuario encerrando planetas y caudas
Y la potencia que hace que el mundo siga en pie y guarde el equilibrio
        de los mares
Y tu cerebro de materia luminosa
Y me adhesión sin fin y el amor que nace sin cesar
Y te envuelve
Y que tus pies transitan
Abriendo huellas indelebles
Donde puede leerse la historia del mundo
Y el porvenir del universo
Y ese ligarse luminoso de mi vida
A tu existencia.

 

Δ

Carta a Antonio     

      Te quiero con tu gran crueldad, porque apareces en medio
de mi sueño y me levantas y como un dios, como un autentico dios,
como el único y verdadero, con la injusticia de los dioses, todo negro dios nocturno, todo de obsidiana con tu cabeza de diamante, como un potro salvaje, con tus manos salvajes y tus pies de oro que sostienen tu cuerpo negro, me arrastras y me arrojas al mar de las torturas y de las suposiciones.
      Nada existe fuera de ti, sólo el silencio y el espacio. Pero tu eres
el espacio y la noche, el aire y el agua que bebo, el silencioso veneno y el volcán en cuyo abismo caí hace tiempo, hace siglos, desde antes de nacer, para que de los cabellos me arrastres hasta mi muerte.
      Inútilmente me debato, inútilmente pregunto. Los dioses son mudos;
como un muro que se aleja, así respondes a mis preguntas, a la sed
quemante de mi vida.
      ¿Para qué resistir a tu poder? Para qué luchar con tu fuerza de
rayo, contra tus brazos de torrente; si así ha de ser, si eres el punto,
el polo que imanta mi vida.
      Tu historia es la historia del hombre. El gran drama en que mi existencia es el zarzal ardiendo, el objeto de tu venganza cósmica, de tu rencor de acero.
      Todo sexo y todo fuego, así eres. Todo hielo y todo sombra, así eres:
hermoso demonio de la noche, tigre implacable de testículos de estrella,
gran tigre negro de semen inagotable de nubes inundando el mundo.
      Guárdame junto a ti, cerca de tu ombligo en que principia el aire;
cerca de tus axilas donde se acaba el aire. Cerca de tus pies y cerca de
tu manos. Guárdame junto a ti.
      Seré tu sombra y el agua de tu sed, con ojos; en tu sueño seré aquel
punto luminoso que se agranda y lo convierte todo en lumbre; en tu
lecho al dormir oirás como un murmullo y un calor a tus pies se anudará
e irá subiendo y lentamente se apoderará de tus miembros y un gran descanso tomará tu cuerpo y al extender tu mano sentirás un cuerpo extraño, helado: seré yo. Me llevas en tu sangre y en tu aliento, nada podrá borrarme.
       Es inútil tu fuerza para ahuyentarme, tu rabia es menos fuerte
que mi amor; ya tú y yo unidos para siempre, a pesar tuyo, vamos juntos.
       En el placer que tomas lejos de mi hay un sollozo y tu nombre.
       Frente a tus ojos el fuego inextinguible.

                                                                                                                               18 de junio de 1939

Δ

Hay que llevar los vicios

 

Hay que llevar los vicios como un manto real, sin prisa.
Como una aureola que se ignora, que se aparenta no percibir.

No tiene sino los seres viciosos cuyo contorno no se esfuma en el barro hialino de la atmósfera.

La belleza es un maravilloso vicio de la forma.

Y luego ¿qué? Uno ha desagradado se desagrada. Se desagradará.

Mi púrpura real está manchada; como los tigres, animales con piel y con plumas.

Convicción de no decaer, excepto, ay, físicamente. Uno puede matar si no es a sueldo. Mi ambición es de este mundo pero no del vuestro.

Las trampas que tiende esta época son doblemente infames. No es todo el no brillar: «con nosotros o contra nosotros». Habría que tener mil vidas por día e inmolarlas diariamente.

Precisamente ese pliegue de nuestra historia me desagrada soberanamente. Digo nuestra para hacerme comprender, no para confundirme (para participar allí).

Geo Ostensoir, llamado Royal Splendor.

Uno da todo para no tener nada. Siempre para comenzar de nuevo. Es el costo de la vida maravillosa.

La muerte es el término espantoso del sol. El contrato que debe terminar. Costumbres de propietario.

Vuelve a mí fantasma de mis noches. Vuelve a verme para que yo me encuentre.

19 de marzo de 1953

Δ

| entrada | Llibre del Tigre | sèrieAlfa | varia | Berliner Mauer |