Lamento del replicante


All those moments will be lost in time like tears on the rain. Time to die.
Blade Runner


Después de las intervenciones, el paciente se siente.
Posee dos brazos y dos piernas.
Intenta evadir a las fieras una y otra vez,
pero halla una carta trapeada
en medio de todos los caminos.
Tiene una boca que balbucea cuando emite palabras
y los ojos, qué podría hacer sin la dicha de ver
como se lo dictan sus dioses.
Tiene una espalda sobre la que se tiende
Para aliviar la injuria suave de los días
y la piedad es un vocablo humano que se permite el cuerpo,
un manierismo prosaico,
que en los momentos más inusitados
recuérdale que existe el mar.

El corazón no le basta para sostener
un cuerpo acariciado para siempre
con la punta del roce de dedos inexistentes.
Los ojos eran dos túneles de viento
queriendo desafiar el momento
en que los deslumbrara la muerte;
la boca era una herida cascada de guayabas.
Lo demás es el oído, temblando,
tensado para el salto, olvidando a aquel tigre
de la floresta espesa en una selva demasiado verde, musical.
Las pezuñas veloces se hundían precisas
sobre la jungla o la marisma,
evadiendo las trampas de los cazadores
y queriendo aprender el principio del vuelo
que conformaba el arco del ala de algunos pájaros.

Nadie más que yo pudo guardar esa virtual memoria
de un cuerpo hecho para dos besos: nacer, morir.


[Aurea María Sotomayor]

 

 

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