Tolerancia

Que ocupes una mesa frente a sillones obesos,

escribiendo con diez dedos más despacio que yo con cinco,

no es cosa que te perjudique, a decir verdad; tan

estragados estamos

Simplemente, consuma la transustanciación en los ene

pisos del ascensor

para que al llegar a la calle

hayas dilapidado ese tufo penetrante a eufíteusis,

fideicomisos, derechohabientes, cónyuges supérstites

y el número de hoy del Diario Oficial-

-vamos pues; no era para tanto. Al fin y al cabo mi

poesía no aborda grandes asuntos.

Viéndolo bien, en una hora hay tiempo apenas

para seis botones, ul zíper, una hebilla, mientras

maúllas (como si fuese un imperativo del Código de

Procedimientos; v., por si acaso, Fargard 16 y 18

in fine) que anoche alunizaste en el Mare Crísium

y andas tigresa como tú dices.

 

 

[Gerardo Deniz]

 

 

 

 

 

 

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