Exuberancia de la actriz

                                                              A Bette Davis


De carne y hueso como la siempreviva deambulo en la moviola
recorto el suspiro dilatado por la cinta
tejo vanidades en las tinieblas de los bifocales
Contraída cuchicheo a doble voz que están chiflando para desinhibirme
Encienden fosforeras y alteran mis pupilas
Soy dominante y me afina el abatimiento amenazo con dietas
que hagan perder mi equilibrio mental y no libras
Estuve fuera muchos años giras y giras y ya no mido distancias
La cercanía de un beso puede estar a tantísimos kilómetros
como desde mis labios a Bagdad como desde mis labios a los tuyos
Soy un archivo monacal de mi cabeza se esfumaron los pájaros
y se asentó una galería gótica abarrotada de frescos y esculturas
Padezco manía de la higiene
y me cuelgo un olifante al cuello para aturdir cazadores
Me partí los brazos de tanto enfundarlos en abrigos de piel de zorra
Obstruí mi cuello a causa de un minz
y recuerdo apasionada en el invierno europeo
un cuerpo cubriéndome dentro de un ascensor alfombrado
Guardo la noción del sudor auténtico los dientes naturales
a otros camuflados con menta y esencias
Mi olor es el del mango y la grosella
A veces estoy en el baño y suena el timbre del intercomunicador
lo peor no es cuando estoy mojada o maquillándome
es que no puedo ni cagar en paz interrumpen mis lecturas
Es brutal que lo confiese pero muchos necesitan de mi firma
para ponderar algunas sectas
Soy selectiva y escrupulosa con los diarios
mi nombre nunca deberá conjugarse en pasado
y los periodistas ya sabemos adoran lo efímero
Que si mi espalda ya no es recta como la del tigre de Bengala
que si mis senos se derrumban como los edificios del Bronx
que si estoy despellejándome como La Habana
que si esto que si lo otro que si lo de más allá ¡El más allá!
Me asediaron presidentes y ministros
con esas caras mequetréficas de hacerse los súbditos de mi mirada
pero cuando cierta noche me rapé el pubis
me condenaron a diez años de privación sexual
no era mi mirada más poderosa que sus morales
lo que les encandilaba era la custodia de mi cama
como una oficina más
Tengo amigos estoicos con mi soledad tengo iglesias de mi culto
monumentos cerebrales un jardín de orquídeas gladiolos albahaca
manzanilla platiserios en mi dentro muy hondo
A las actrices como a las escritoras les huyen los amores
o se les escampan los lagrimales en el dorado sueño
Opine o que no hable piense y no me calle
soy una estrella posmodema
La divísima admirada e incomprendida en una bóveda de cristal
Mejor me retiro a la pantalla.

[Zoé Valdés, Cuerdas para el lince, Lumen, Barcelona, 1999]

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