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[Rubén Bonifaz Núñez]

 

Tigre la sed

Piensa para sí misma

El alba cruel

 

 

 

 

Tigre la sed

 

Tigre la sed, en llamas, me despierta;

Hambre mi corazón. Y el rostro

de las cosas me observa; el medio rostro

de lo que va naciendo: mi morada.

El naciente en la noche,

el rostro para el día de mi rostro.

Rojo contra mis huesos, con el número

de pasos ya contado.

Privado ya del tiempo desde ahora.

Se dice aquí, se afirma, aquí se habla,

aquí se duerme en compañía;

ni un paso más allá me pertenece.

Y desato mi lengua y mis orejas

abro, y aclaro el quicial de mis ojos,

y el nombre que ensayaron mis abuelos

recuerdo, y recompongo

mi linaje de voces más lejano.

Nube de humo en mi cabeza,

ánimas torturadas, divisoria

culebra, hielo de la espada;

lazo de mis palabras por la calle.

Aquí te nombro hermano, como esposa

te adorno aquí, como a mi madre

y mi padre te llamo, te preservo

como ciudad rendida en la abundancia.

Sólo mientras vivimos merecemos,

sólo mientras estamos, mientras somos,

al menos, alguien que ha nacido.

Y logramos, mirándonos,

el portal de entrar juntos, y la puerta

de la casa que hacemos perdurable.

Y la llave.

No hablaba todavía, y lo que pido

estaba ya en tu mano.

Toda mi gloria en esta llave tuya

que lleva a tu presencia; todo

mi deleite, ceñirte en lo que nombro;

a tu fe convertido, y conciliado

en lo que acaso es verdadero.

Aquí tan solamente, y un instante.

Ya sin poder cambiarse, ya tendida

quedó mi raya, desde el alba

en que vengo a ser hombre.

Un instante no más para encontrarte.

 

[Fuego de pobres (1961)]

 

Л

 

 

PIENSA PARA SÍ misma, ilustre
llevadora del cetro, y hiere
la roca oscura, y de la roca
surge ella misma: el agua viva;
la fuente del fuego de agua viva.

Fuente de la unión, la sal celeste
de la tierra, el santo matrimonio
de la luna y el sol, consuma
en el interior brotante y claro.

Y de su concordia nutre y cría
el amor. Don de Dios. Silencio
y libre música del júbilo
y el amor, desde sus ojos, pone
la flor de la gracia en cuanto mira.

Buscándola, gira en torno suyo
lo inconcluso y opaco; en ella
busca el agua su sed; su lumbre,
la oscuridad; su pan, la espiga.

Y en su corazón halla raíces
la gran primavera que se inicia
—pacificadora—, y en su nombre
rejuvenece la palmera
y da fruto, y danza renovada.
Quintaesencia del oro, ardiente
semilla del poder del vuelo.

Para juntar, divide; ablanda
para libertar, y purifica.
Ciencia recóndita del fuego,
concierta la fuerza azul del águila
y del tigre lo sediento y rojo,
y enciende y concilia las columnas
que rigen la puerta, y abre el libro,
y el velo levanta, y quita el sello.

Y con la humildad, a cuanto mira
—glorioso el que la vio primero—
en el agua del fuego alumbra
y por el bautismo resucita.



 

 [La flama en el espejo, 1971]

 

 

Л

 

 

EL ALBA CRUEL del moribundo esperas,
mi corazón; y los sentidos —alma—
por cinco llagas multiplican
tu llamado carnívoro. Emboscándose,
en moradas rejas amarillo,
tiende en la extrema noche el tigre
sus tensos enjambres al acecho.

 

[Siete de espadas, 1966]

 

 

Л

 

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