Empalizada
Un tigre brinca en el cielo
como un semidiós, pero en la tierra
es tu cadera blanca la que dicta.
Entre las peñas perdidas arriba del barranco
dos cabritillas pardas asoman la cabeza.
Pero en el abismo del sueño son tus pechos.
Los astros resplandecen tras de la empalizada.
Pero son estas mis manos que imagino
tocando tu rostro.
[Benjamín
Valdivia]
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