Día de los muertos | ||
La
multitud, en cada grano de comida Picante, la piel frotada en el camino De las almas al vivo mundo , noviembre uno. ¿Qué tigre Soy que en el lomo llevo los barrotes De la jaula eterna? En la ruta Los altares, fogatas, estrellas que explotan En cien colores en la puerta De las casas. ¡Eh muerto, no te lleves El árbol por delante, cuando vuelvas. ¡Qué aguijón De parca! Tumbita, eso pasa Por cuidar el empate. El cielo, la tierra y el mundo de los muertos Agua, fuego y vitamina C para espantar Malos espíritus, perros, Perros de juguete, para guiar al finado En su camino, todavía Enamorado de esta verde tierra, el rostro Ciudadano y la soledad del Campo. Rosados panes, envarados Cráneos de guerreros, en plan de sacrificio , de cuando No se hablaba de Cortés Pizarro ni de Mendoza Pedro. Calaveras De chocolate, azúcar, amaranto, frutas, Aguardiente con su propio homenaje A los gusanos muertos, altar Donde el tipo o la mujer no vuelve si No está lo que en vida gozó, Llámese bebida, hombre o mujer , el completo Edén cuando él, ella, Estaba, jazmines, hijos, comidas, Todo lo cual se vende y se compra. El crimen De un fantasma proyecta dolores Imaginarios en infiernos Mágicos. Ahora nadie mira, nadie Atiende mi mano en la tuya, pálida, bajo la sombra de esta Cruz, en los huecos donde Se abre tu carne al soplo de la noche, los ensayos Del fuego ciego de tu lengua en la palabra que encierra Otro sonido, protegido en semillas y pájaros, Unica forma de sangrar si mi beso te ahoga cuando muero, beso que Se cuida y se roba en aromáticos puestos callejeros Bajo moscas viajeras de color en color Hacia la hoguera de las flores bañadas en velas oscuras, donde No sé si soy una furtiva serpiente o El justo desesperado en los desiertos Plagados de leones . En pena las ánimas que perdieron el nombre, Mal muertos, ahogados en lagunas, plomos varios en la entraña, Niños, chicos viejos. ¿Qué puede Importarme mi salvación, si mi hijo Está en el fuego? Para ellos los panes de harina con azúcar. El horno rechaza el color tieso de la despedida. El horno para el Desmuerto sin camposanto ni flores resecas, Cuando empieza noviembre y el sueño de la ruta Se sacude en su mejor tormenta, su cuchillo en la herida, Eléctrica sal, el sueño, la cosa. [Horacio Fiebelkorn] |
| entrada | Llibre del Tigre | sèrieAlfa | varia | Berliner Mauer |