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[Julio de la Vega (Puerto Suárez ,Santa Cruz, Bolivia)] Del León de Iberia y de la Orquídea de la Selva Rapsodia y mordedura del maldito
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Del León de Iberia y de la Orquídea de la Selva | ||
Después que
hirieron las tormentas Donde se alzaban Reales renacieron las chozas Sobre el cadáver del jaguar pintado, Tú eres la tierra prometida Tú eres la tierra prometida
Rapsodia y mordedura del maldito
una misma corbata de emoción pudimos ser.
Pudimos ser: porque cuando aparecieron tus ojos como flechas señalaban mi camino y tu cabello flotaba llamándome con su alfabeto de banderas...
Pudimos ser: porque en tu piel yo vi mi nombre y la estatua de mi destino tatuada allí; y vi cómo tu boca hablaba para mí y vi cómo tus dientes eran blancas teclas para mi música.
Pudimos ser un mismo horizonte porque en los anchos paisajes de tu frente, yo miré adentro de ti y vi mi urgencia y tus nervios como cables rotos...
Pudimos ser una misma ternura porque tus manos eran pétalos y era rocío tu cintura...
Pudimos ser un mismo manantial porque en las playas de tus muslos me llamaba la arena y mis desesperados barcos echaban anclas a lo largo de tu cuerpo...
Pudimos ser un único jardín, porque en tus ojos habían flores de llanto y era tu pupila un pálido clavel...
Pudimos ser: porque abrazados en la noche nos unía una misma y apasionante lágrima, y la cruz la arrastrábamos nosotros ayudándonos a la manera de empujar montañas...
Pudimos ser una misma cadena porque en las muñecas abrasadas teníamos la misma marca y éramos un mutuo carbón para la misma hoguera y éramos una misma sal para la lágrima gigante que nos rodeaba como un océano inmenso y tu latido tenía que ser yo y mi latido tenía que ser tú como una orquesta en un aire para violines gemelos como si fuéramos un mismo patético compás...
Pudimos ser: pero a veces lleva el hombre tigres dentro, lleva cuchillos para matar y con espinas rasga rosas y por las venas corren barcas con guerreros primitivos y el ancestro de bestias olvidadas despierta como un clarín y se yergue multiplicándose; y la poesía entonces ya no es canto, ya no es clavel ni lluvia en los tejados; la poesía se hace entonces un ronco mar embistiendo, llama como un tambor de antigua tribu para raptar mujeres; entonces el violín sólo es serpiente y en el hombre florecen fauces y le nacen filos por todos los costados y el fango lo maquilla y lo viste con un smoking para morder...
Pudimos ser: pero el hombre en un instante borra días y se parece a Dios en destrozar el tiempo y el futuro con puertas se vuelve reja para siempre con pesados cerrojos sin escapatoria.
Pudimos ser: pero a veces la seda para el hombre no es suave y la destroza con puñales y el alcohol le ayuda desde un vaso que proporciona infames batallones; y entonces el hombre no puede llamarse Beethoven y se vuelve un cordel desesperado...
Pudimos ser: y ahora existe sólo una noche en mí, un instante muerto y apagad, y cabellos como trigo ante el granizo y una boca implorando y reprochando y delicadas manos que golpean y aparece un telón fin de función de cine proletario y una noche final en la que grita un remordimiento como eterno ladrido. |
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