I
    
    El silencio es lo más parecido a un tren solitario.
    Es un tren solitario cargado de memoria
    El silencio es lo más cercano al ojo del viento.
    Es el viento llegando a los rincones.
    El silencio es lo más idéntico
    Al suspiro de un melancólico.
    Es un suspiro enrejado.
    El silencio es una puerta que se abre
    Y no hay alguien esperando.
    Es una puerta abierta hacia nadie.
    El silencio es como un grito que condena.
    Es un grito y una condena.
    El silencio es el verde sin pájaros.
    Es un verde solitariamente solo.
    
    El silencio es un tren, es el viento,
    es un suspiro, es una puerta abierta,
    es un grito
    y es un verde
    condenadamente solo,
    cuando todo deja de girar y juntamos los cuerpos.
    
    II
    
    Puse el corazón
    a toda máquina,
    las manos
    a toda exploración,
    los ojos
    a toda mirada,
    la piel a toda caricia.
    el cuerpo entero
    a todo amor.
    
    III
    
    Guardás
    una luna
    entre tus dedos.
    Soy todo cielo
    nocturno
    para tus manos.
    
    IV
    
    Piel donde anclo... tibio.
    fui buscador
    de tesoros abismados.
    en nuestras manos,
    enorme...
    la noche.
    
    V
    
    Recorrés el límite
    de mi existencia,
    y sos una cascada
    de caricias.
    Tengo el calor
    de tu piel,
    y no hay lugar
    para la luz,
    y es una agitación
    en la sangre,
    y son dos cuerpos
    con sus almas,
    asistiendo
    al rito de la danza.
    
    VI
    
    Para acariciarte,
    una tempestad
    de mariposas
    cayó
    sobre tu piel.
    
    VII
    
    Pensarte es
    una tormenta de besos,
    batallar en un naufragio,
    equilibrar la soledad.
    
    VIII
    
    Un lugar donde sumergirse.
    Donde las ventanas
    continúan al ojo,
    hablar en voz baja
    la única dictadura,
    la piel
    nuestra única voluntad.
    
    IX
    
    La noche tiene
    ojos de pez,
    olor a manzana,
    color de alquitrán...
    Tu cintura y la mía.
    
    X
    
    Tu sonrisa explota
    como granada o limón
    donde el sol cuelga su oro.
    Pequeño eslabón
    de inundación planetaria.
    Tu deseo es abierto
    como un surco
    que espera.
    
    XI
    
    Entre pecho y espalda
    tengo este corazón devorador
    de guerras, penas circulares,
    quimeras y desiertos.
    Sólo tu mirada lo quiebra.
    
    XII
    
    Se parte la lluvia
    en este lado del mundo.
    El fuego en su batalla
    ignora la humedad.
    Una voz distinta,
    me golpea en el pecho,
    flota y se libra en el aire.
    La lluvia se amanece.
    
    XIII
    
    ¿Qué es la tristeza?
    Es el juego cruel entre el miedo y mi duda,
    mi sed y mi vaso vacío,
    el marrón incomprensible de tus ojos,
    mi melancolía.
    
    XIV
    
    ¿Qué es la calle?
    Es un mundo de voces y cielo,
    un sinnúmero de tacos apurados,
    un laberinto de vidrieras vacías,
    un planeta con ojos abiertos.
    
    XV
    
    ¿Qué es la soledad?
    Es la pausa de la noche,
    El oscuro en la carene,
    Una respiración agitada,
    Un combate del alma.
    
    XVI
    
    ¿Qué es un pájaro?
    Es la libertad en su forma mínima,
    la flecha del cielo,
    el interrogante en la caída,
    la ceguera del sol.
    
    XVII
    
    ¿Qué es el abrazo?
    Es tu corazón dentro mi pecho,
    un único latido,
    una existente comunión,
    llegar juntos.
    
    XVIII
    
    Tu desesperanza
    cabe en mi copa.
    La bebo despacio.
    Geografía original
    del hombre.
    
    XIX
    
    El dolor
    — ese hermano —
    va por el mundo
    montado en una estrella,
    armado...
    silencioso...
    
    XX
    
    Una ilusión
    es un caballo de luz
    sobre la duda.
    
    XXI
    
    La tristeza es un manotazo al corazón,
    una suma de siglos en el alma,
    el sacrificio de la poca luz
    que n os queda.
    
    XXII
    
    La memoria del mundo
    es sangre fastidiosa,
    un demonio viejo,
    otro ángel abatido,
    un último rayo de sol,
    chorreando en la pared
    como un hilo de vino tinto,
    como una delgada línea
    en el agua.
    
    XXIII
    
    Hay que poner
    el corazón
    de lado
    en ángulo agudo
    contra la carne
    y esperar.
    Esperar
    que la sangre se eclipse
    en el sístole próximo
    y regrese
    toda nada,
    toda silencio, toda todo
    desde la distancia
    de siempre.
    
    XXIV
    
    La nostalgia,
    - nadie sabe porqué -
    crece de noche
    en las pupilas
    de una lenta vejez.
    
    XXV
    
    Mi corazón suena a ciudad,
    a trote de walkirias.
    Esmeralda quemante,
    cielo solo,
    fuera de la ley
    de los hombres.
    
    XXVI
    
    El mundo
    es una biblioteca
    triste,
    lluvia delgada
    golpeando
    una puerta oscura.
    Un cuerpo sin gobierno.
    Arena historial de siglos.
    
    XXVII
    
    La noche se abre
    con ley botánica.
    Camino
    apretando el alma.
    La pregunta es un escorpión
    clavado a mi izquierda,
    a mi carne, a mi sangre.
    Perra ciega,
    haciéndose camino
    a golpes de piedra.
    
    XXVIII
    
    Por tanto amor
    estoy triste.
    En el pecho
    el silencio
    de una catedral
    a medianoche
    me late,
    lento.
    
    XXIX
    
    Los días del hombre
    son agua bendita,
    sol y desierto,
    lluvia negada,
    donde da vueltas
    su historia.
    
    XXX
    
    Te pido, sol, que hoy también
    Nos dejés girar como buitres
    sobre la carroña,
    como una historia sin piernas,
    mientras el planeta da vueltas,
    devorando ciudades
    en un duelo terrible.
    
    XXXI
    
    La esperanza del hombre
    tiene un lado secreto.
    Buscarlo
    es dejar los pasos
    en una vereda inútil.
    
    XXXII
    
    El sufrimiento
    de este mundo
    es una cuña
    inexplicablemente hundida
    por la maza
    de los hombres.
    
    XXXIII
    
    Éste es un dolor congénito.
    Sólo nos resta ser
    para contener la vida.
    
    XXXIV
    
    Detenido en la herida
    cambié los zapatos,
    no el camino.
    
    XXXV
    
    Donde muere cien veces
    el silencio... asombra.
    
    XXXVI
    
    La luz del día
    es venganza de pájaro,
    nombre incendiado.
    Flecha que perfora
    la cáscara del cielo.
    
    XXXVII
    
    Este invierno tiene
    dientes e jabalí,
    el frío de un olvido,
    muchas estrellas desnudas,
    demasiado alcohol,
    pocos zapatos
    y un solo silencio,
    irrecuperable.
    
    XXXVIII
    
    Una lágrima gris
    es todo lo que puedo.
    
    XXXIX
    
    Llegaste en un relámpago.
    Con dentelladas de hambre
    te clavaste a mi carne,
    ciego pez abisal.
    La voz de planeta
    era una curva imposible.
    Fuiste la manzana
    del pecado,
    el último jardín
    del mundo,
    el zodíaco
    del hombre,
    el ojo
    de un lagarto espantado,
    un plato vacío,
    el cimiento futuro.
    Fuiste poesía.
    
    XL
    
    Entro al espejo por el perfil.
    Viajo en imágenes usadas,
    Soy parte del espejo
    que dice la verdad.
    
    XLI
    
    Un río rojo me recorre
    Temblando
    como un alma pasada por agua.
    Alambre líquido ardiendo
    que desespera
    como una ciudad
    a oscuras.
    
    XLII
    
    No es fácil naufragar
    terrestre.
    Hay un sacudón de lluvia
    en la noche más noche.
    
    
    XLIII
    
    Las sábanas
    de los que duermen solos
    tienen algo de furia,
    un poco de clavera vacía,
    un pulmón solitario,
    el murmullo de una oración,
    muchas piernas olvidadas
    y algún recuerdo repentino.
    Pero todas las noches reviven
    nocturnamente.
    
    XLIV
    
    La historia le pasó por atrás,
    numeral de siglos orientados
    por una brújula indiferente.
    Hombre marítimo
    sin barco ni derrotero propio.
    Presagio final
    de un golpe de ancla
    en tierra.
    
    XLV
    
    La luna
    es una esfera de tiza.
    Una cansada
    cabalgadura celeste.
    Un misterioso habitante
    de jerarquía lejana.
    
    XLVI
    
    Estoy cansado.
    Es la costumbre
    vieja
    de la lluvia
    que regresa.
    
    XLVII
    
    Esta tarde llueve distinto.
    El agua son las rayas
    de todos
    los tigres
    que habitan el cielo,
    las plumas
    de todos
    los ángeles jóvenes
    que no comprenden
    su altura,
    o, simplemente,
    almas muy delgadas,
    cayendo...
    
    XLVIII
    
    Las nubes de este cielo
    parecen enormes castillos
    en el desorden
    de un espejo roto.
    
    XLIX
    
    El cielo se lamenta.
    La lluvia
    cae.
    Cae,
    molestando los ojos
    de los que no tienen
    dónde ir.
    Cae,
    como pájaros lentos,
    en círculos.
    
    L
    
    Un poco de lluvia
    entre los dedos
    me dice que el cielo
    está perdiendo
    otra línea.
    
    LI
    
    Ato el cielo
    con hilos a la tierra
    hasta que no sea más
    que un ventanal astillado.
    
    LII
    
    La escritura de la noche
    tiene una página aparte.
    
    LIII
    
    La noche es un golpe.
    Un enigma incierto
    sobre nuestras cabezas.
    ¿Dónde se multiplica el rocío?
    
    LIV
    
    El horizonte
    es una interminable línea
    de ojos cerrados.
    
    LV
    
    Es en el vértice de las cosas
    donde los reflejos amanecen,
    se continúan los absurdos,
    siempre el agua se suspende,
    y la palabra... se rompe.
    
    LVI
    
    Se sale de las ausencias.
    Muchos se fugan
    en un barco moribundo
    hacia nada.
    Pasa que el agua
    se cansa de tanto cielo.
    Hay inviernos negros y ventanas rotas.
    Para que el tiempo ahoga
    a quienes no saben nadar.
    Pasa que hay grietas en las paredes,
    en la piel,
    en el corazón.
    Un desequilibrio sorprende
    cada fruta madura.
    Y pasa que siguen
    pasando cosas.
    Y pasa que volvemos
    a ser barro oscuro.
    
    LVII
    
    Hubo quien lo vio
    caminando sin esperanza.
    Otro dice que llegó
    a la frontera
    de los dioses desnudos.
    Alguien todavía lo espera.
    Pero es el aire
    el que no regresa.
    
    LVIII
    
    El sol es
    el ojo
    de un colosal
    pájaro celeste.
    
    LIX
    
    Si enterramos una lágrima
    ¿nacerá un ojo?
    
    LX
    
    Un ala sigue a un pájaro.
    Un pecho sale hacia una flecha.
    
    LXI
    
    Del hierro machacado al rojo blanco,
    de la locura del planeta,
    del vino tintorosadoblanco,
    de otro en mis venas,
    del agua sin movimiento,
    te rescato.
    Te rescato
    sin nombre,
    sin luz,
    sin destino.
    Así,
    sin nada de nada.
    Ni siquiera un llanto humilde
    para tu cuerpo breve.
    Hijo mío, pequeña lámpara
    jamás encendida.
     
     
    
    [Antonio 
    Cali]
     
     
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