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[Sergio Badilla Castillo, (Valparaíso, Chile, 1947-)]
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Tigres de Bengala
Los tigres de Bengala desaparecen lentamente hermanoya en la madrugada saldrán otros perversos a perseguir sus huellas como impíos pagando culpas en el purgatorio con cascos de expedicionarios y bultos en la joroba. Los tigres bengalíes disminuyen lentamente hermano
porque se apagan los astros
en ese salvajismo que eclipsa la noche
Huele a jungla a palmos de mi nariz y en el frío de mis huesos empalizadas viejas que sucumben de humedad en las páginas lustrosas del National Geographic o.en la espesura pantanosa del Indostán.
Mas la estampida cruza estos suelos enfermos y mi patria –la mía- es sólo esta manada de felinos que olfateando la ventisca extravía su rumbo en la niebla
Sueño entonces con la selva metido en las sábanas de mi cama
con las fotos de algún álbum aún entre las piernas
pero qué más puedo hacer hermano
que más pude decir
si se apagan los astros lentamente sin dejar olvido y los tigres desaparecen en la oscuridad de la floresta.
De la cosmología Unos nautas rieron estruendosamente en fuga por Valparaíso El siglo apenas cumplía su mitad inicial y continuaban las guerras. La corteza terrena palpitó rabiosa como
dermis de un animal herido mi madre sintió entonces el dolor de todas las madres en su vientre y supo de mi paso belicoso a través de la cañada La vida estaba a oscuras a punto de ocurrir el parto el sextante perdido entre los trastos de la sala de los juguetes el sol y las estrellas. La India apacible de Gandhi y sus adeptos dominada por un miedo inconfesable. Los tigres imperiales y Mao en su Gran Marcha disputándose una porción de suelo del planeta. La tea apagada del ermitaño ya al final del camino los astros todavía en el cielo la atmósfera plagada de polen en la mañana de primavera nebulosa. Una página en blanco como una vagina casta La luz inaugurando el día la Historia Universal de mi padre y las lámparas del templo en los costados del ágora en esa prima correría en el barrio Almendral del universo.
Clemencia
entonces para este tigre acorralado: Cierta traslación ecléctica en mis preciosos huesos
y la mente que trepana después de
lo que ven los ojos. y en la basura revoletean las libélulas están alegres a juzgar por su euforia
me desoriento en mi estado
paranoico y estoy más alienado, y desafío a la muerte con una llamada telefónica No estoy para otra gente He salido a rondar por el espacio de esta jaula ¿Por qué la condena si nunca hubo delito? Clemencia entonces para este tigre acorralado
que apaciguan con frivolidad en
su encierro, para la vuelta y el regreso. No interesa, hay calor y el parque está derramado de flores y sobre el estiércol vuelan los insectos aún así rivalizo con la parca con una simple carta que envío por E-mail. Clemencia entonces para este tigre acorralado. |
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