Huida del león de la Metro 

No hay un hombre de emergencia para dar atrás,

no hay una cabeza si nos amenazan con alcoholes

y nos prohiben el olor resiente,

la voluntad de confundir.

En un hotel me necesitan para deshuesos,

hay un león que se ajusta y está en los carros,

en la mecánica del béisbol,

yo avivo los planes y compito con los tigres

que se estiran, tigres difíciles.

Me sostiene el aullido de la boca

y el hombre con garfios que intenta caer.

Yo he dejado de refrescar un corte en el don,

mi memoria condiciona las cosas  y elige.

Hay un león sin vida personal y que desoye,

no está en la cueva,

en las entradas a los palacios,

en el puente sobre el río Kwai,

lo escucho cómo acorrala y puede andar

con cabeza de tigre, cómo cruza a tientas

y sin sostener el aro de fuego

con sus pies desnudos.

 

                                                                 [Carlos Esquivel]

 

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