A Eduardo Lizalde
No conocen los tigres el sueño absoluto del oso,
los tigres no duermen por entero
y en su vigilia acechante
hay una capa de luna y de silencio.
En el sueño más profundo de un tigre
un tigre está despierto,
para él los días y las noches
son franjas de un eterno retorno,
de un nirvana amarillo y oscuro.
El tigre es más tigre en las horas nocturnas,
en ellas todo el tigre se despliega:
inaudible, invisible, oscuro, ensangrentado.
Cuando busca sus presas, cuando las embosca,
cuando salta abatiéndolas, el tigre es un
sonámbulo.
El tigre sueña con la caza cuando sueña y cuando
caza
y devora a sus presas con ojos traslúcidos de
sueño:
todo tigre tiene una capa de luna y de silencio
para cazar dormido y con los ojos abiertos.
[Antonio
Deltoro] |