Las hojas de los
almendros
flotan enroscadas
entre plumas
y reflejos de la cambiante luna.
Oye sombras de
voces,
palabras como jirones de niebla.
Oye de pronto golpes secos,
carreras,
los gritos ¿de los sacrificados?
Oculto en el estero
siente el roce de las tortugas en los muslos,
la inquietud de las garzas.
La muerte llena su nariz.
En lo oscuro
un felino que se alarga
con sus manchas de tigre,
su cola de lince macho.
[Elsa Cross,
Jaguar y otros poemas]
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