El Gólgota
El azul que ayer poblaba
mis ojos y el infinito del azul del mar y el viento
la arena mezclada al roce del deseo
las lágrimas y los secretos demonios
que mantenían mi corazón en vilo y la danza coral
en la estación del aura primigenia, la inocente infancia
que se negaba a abandonarme y los dioses
con sus huellas dibujadas en mi sudorosa piel
todo ahora sucumbido y mirado con los ojos del cíclope
el desfiladero de la locura la pesadilla del vampiro,
el pavor de las sombras el insomnio que acecha
como un tigre agazapado tras las leyes inexorables de
la fragilidad humana el tiempo irredento las fuerzas
de los Daimones de la poesía que me mantenían despierto
la sueñera de mi alma el gólgota amaneciendo frente a mí,
la cruz negada y afirmada cien veces cien antes del canto
del gallo y la gota de sangre cayendo sobre mi frente
cayendo sobre mi frente...
Δ
[El
Gólgota]
El blau que ahir
poblava
els meus ulls i
l’infinit del blau de la mar i el vent
l’arena mesclada al frec del desig
les llàgrimes i els secrets dimonis
que mantenien el meu cor enlaire i la dansa coral
a l’estació de l’aura primigènia, l’innocent infància
que es negava a abandonar-me i els déus
amb les seues petges dibuixades a la meua pell suada
tot ara desfet i mirat amb els ulls del cíclop
el congost de la
follia el malson del vampir
la paüra de les ombres l’insomni que sotja
com un tigre agotnat
darrere les lleis inexorables de
la fragilitat humana un temps irredempt les forces
dels Daimons de la
poesia que em mantenien espavilat
la somnolència de la meua ànima el gólgota clarejant davant meu,
la creu negada i
afirmada cent vegades cent abans del cant
del gall i la gota de sang que cau sobre el meu front
que cau sobre el meu
front...
[Traducció
de Joan Navarro]
Δ
Claroscuro
I
El duro pan de soledad
El zarpazo del tigre agazapado en la noche
El invisible en el día,
La sed del infinito que se agota
En el infierno del desierto,
La sangre coagulada vuelta
A sus orígenes, el sudor y el miedo
Y el cansancio que el trivial comercio
Con la efímera eternidad del verbo
Se hacen oscuras obsesiones,
El yo condenado a sabiendas y el cobre de la
Campana del crepúsculo
Que llama a reunión de vivos y de muertos
Y qué harás hoy sombra de sombras
Que finges no conversar con las augustas
Sombras de los muertos
Tú que sigues el camino que termina
En el corrupto círculo que se repite
Una y otra vez una y otra vez
Vox clamantis in deserto y la campana
Llamando al ángelus y la madre
Traslúcida mirando desde la luna
La soledad donde se acunan las mortales
Caricias de los sueños sigue sin embargo
Sigue muriendo que en tu principio esta tu fin
Aunque aquí no existan ni principio
Ni fin sino la corrupción que los segundos
Preparan en silencio para que el círculo
Se cierre y nada como el alud de las montañas
Se cierne sobre ti.
Difícil despertar, difícil entrar a la casa de
Las sombras donde los ángeles
Son los daimones que la obra puso
Para verter en ella el veneno que
El tímpano y los ojos la atávica memoria,
El gusto de la luz y todo aquello
Que extraviado está, hagan del duro pan
Errancia del nonato, los dientes del vampiro
Que lucen marfilíneos a la luz de las aguas.
II
Ahora que el camino es uno solo para muertos y vivos
Ahora, ahora, el asalto fatal
Pesa sobre las almas como el viento
Y la peste, como el beso y la llaga,
Que ignoran los que muriendo sueñan
Con la vida, enamorados del crepúsculo,
Enamorados de las hojas del verano.
III
Una rata en la nívea ingle de Jesús,
Un linchamiento en la esquina de París
Para Villón, un silencio cargado de presagios
Para el frágil Lenau, el duelo interminable de la suerte
Para quien lo ha perdido todo y ha muerto mil veces como
Rembrandt van Rijn,
Dos tiros súbitos para Kleist y su amante Retrato, la
Buhardilla y la vejez,
El tartajeo de Hölderlin,
Rabia, solitud, rayos, centellas para el último Dios
Que canta al universo y se llama Beethoven,
El si roto por demasiada luz de Nietszche,
Trino y uno demente Artaud y el tiro de Celan,
Espejos para mis manos y mi boca y el duro pan
De la agonía de ser el don, lo que se da,
El pez y el tiempo, el tiempo, el duro pan
Que los demonios han puesto en mi camino,
El lecho, la guillotina, la sangre convertida
En camino hacia un balbuciente abandonado
Niño en mitad de un jardín que nos conduciría
Al infierno de la vejez y el abandono.
IV
Cuándo, cuándo, madre, vendrás a mí
En luminosas mañanas
De praderas incendiadas por gritos
De monos y balidos de terneros
Tempranamente destetados como yo,
Tu Ángel deyectó aquí, en ésta tierra
De nadie, baldía de deseos y de imágenes,
Cómo no ser aquellas, fuera del tiempo,
Murmurando, murmurios de suiriries
En los esteros que se devoran las temblorosas
Ancas, los jadeantes belfos de los caballos
Ensillados para partir hacia auroras de oro.
Y las noches, a las noches madre, las abiertas
Madres cubiertas por las ubres de luz
Que titilan aquí en el alma, aún, fuera del tiempo,
Fuera de la incuria y la penuria de lo
Que nos devora penosamente como Cronos
A sus hijos, madre terrena, madre que nos levantas
Sobre la aurora y cuidas el torrente de la sangre
Que aún fluye, lentamente, lentamente,
Por las arterias donde el manantial ya seco
Se abandona a la muerte de la vida,
A la vida de la muerte que nos abría
Túneles, pasadizos radiantes, puertas de centelleantes
Cuerpos, manos, labios y grafías, cuando
Comenzábamos a partir en búsqueda de un
Absoluto que hoy, madre, es seca mar,
Salina de los ojos, y espera, espera, espera,
De un milagro, del prometido adviento,
Ya cerrado, ya amurado, y nosotros los presos
De aquellos luminosos jardines
Que fueron nuestros y sobre los que ahora
se cierne, sólo el desierto, sólo el desierto.
V
Y esperamos la muerte, ahora que dialogamos
Asiduamente con la muerte
Llevando la corona de los muertos
En la cruz del calvario del deseo de la vida,
-de Eterna vida y gozo eterno- nosotros, crucificados
Por la palabra y en la palabra amor
Secos como la mar de muertos dioses-,
Fieles al designio de aquellos que se mueven
En nosotros, sigilosos, custodiando las horas
Y los días que asignados nos llegan a nosotros
Que seremos tasados como objetos
De un mercado macabro; ¿cuánto cuesta la Eternidad
Y la corona de aquel que agonizaba por el hombre?
Cuánto la locura que Zaratustra vertió en sus salmos
O las mudas cuerdas del piano de Hölderlin,
La cuerda de Villón, el tiro con que Van Gogh
Saldó su deuda con el arte, el derrumbe de Poe,
La soledad de un niño triste agonizante
Y solo en las perdidas Iluminaciones de un
interminable viaje, cuánto, cuánto, mercaderes
de llagas y luminosas mañanas, fariseos del templo
que conduce de este mundo a la quiebra de otros
paralelos que nos conducen a ser más hombres,
a ser intasables por los contadores de los frutos
del espíritu donde la abeja, la reina del Estío,
continúa libando más acá de la muerte, más allá de la vida.
Δ
[Clarobscur]
I
El pa dur de la
soledat
L’urpada del tigre agotnat en
la nit
L’invisible de
dia
La set de l’infinit
que s’esgota
A l’infern del desert
La sang coagulada de
tornada
Als seus orígens, la
suor i la por
I el cansament que el
trivial comerç
Amb l’efímera
eternitat del verb
Esdevenen fosques
obsessions
El jo condemnat a
posta i el coure de la
Campana del crepuscle
Que crida a reunir-se
vius i morts
I què faràs avui
ombra d’ombres
Que fingeixes no
conversar amb les augustes
Ombres dels morts
Tu que segueixes el
camí que acaba
En
el corrupte cercle que es repeteix
Una
i una altra vegada una i una altra vegada
Vox
clamantis in deserto
i la campana
Que
crida a l’àngelus i la mare
Translúcida
que mira des de la lluna
La
soledat on es bressolen les mortals
Carícies
dels somnis segueix no obstant
Segueix
morint que en el teu principi és el teu final
Encara
que no existesquen ni principi
Ni
final sinó corrupció que els segons
Preparen
en silenci perquè el cercle
Es
tanque i res com l’allau de les muntanyes
Plana
damunt teu.
Difícil despertar, difícil entrar a la casa de
Les
ombres on els àngels
Són
els daimons que l’obra va posar
Per
a vessar en ella el verí que
El
timpà i els ulls la atàvica memòria,
El
gust de la llum i tot allò
Que
és extraviat, facen del pa dur
Vagareig
del nonat, les dents del vampir
Que
lluen ebúrnies a la llum de les aigües.
II
Ara que el
camí és només un per a morts i vius
Ara, ara, l’assalt
fatal
Pesa sobre les ànimes
com el vent
I la pesta, com el
bes i la nafra,
Que ignoren aquells
que tot morint somien
Amb la vida,
enamorats del crepuscle,
Enamorats de les
fulles de l’estiu.
III
Una rata en la
nívia engonal de Jesús,
Un linxament en el
cantó de París,
Per a Villon, un
silenci carregat de presagis
Per al fràgil Lenau,
un duel interminable de la sort
Per a qui ho ha
perdut tot i ha mort mil vegades com
Rembrandt van Rijn,
Dos trets sobtats per
a Kleist i el seu amant Retrat, el
Sostremort i la
vellesa,
L’embarbussament de
Hölderlin,
Ràbia, solitud,
llamps, centelles per a l’últim Déu
Que canta a l’univers
i s’anomena Beethoven,
El si
trencat per massa llum de Nietzsche,
Tri i un dement
Artaud i el tret de Celan,
Espills per a les
meues mans i la meua boca i el pa dur
De l’agonia d’ésser
el do, allò que es dóna,
El peix i el temps, el temps, el pa dur
Que els dimonis han posat en el meu camí,
El llit, la
guillotina, la sang convertida
En camí cap a un
balbucejant abandonat
Infant al mig d’un
jardí que ens menaria
A l’infern de la
vellesa i de l’abandó.
IV
Quan, quan,
mare, vindràs a mi,
En lluminosos matins
De prades incendiades
per crits
De
micos i bels de vedells
D’hora deslletats com
jo,
El teu Àngel defecà
ací, en aquesta terra
De ningú, eixorca de
desigs i d’imatges,
Com no ésser
aquelles, fora del temps,
Mormolant murmuris
dels ànecs xiuladors
Als estuaris que es
devoren les tremoloses
Anques, els
esbufegants morros dels cavalls
Ensellats per a
partir vers aurores d’or.
I les nits, a les
nits, mare, les obertes
Mares cobertes per
les mamelles de llum
Que titil·len ací a
l’ànima, encara, fora del temps,
Fora de la incúria i
la penúria d’allò
Que ens devora
penosament com Cronos
Els seus fill, mare
terrenal, mare que ens alces
Sobre l’aurora i tens
cura del torrent de la sang
Que encara flueix,
lentament, lentament,
Per les artèries on
la font ja seca
S’abandona a la mort
de la vida,
A la vida de la mort
que ens obria
Túnels, passadissos
radiants, portes de centellejants
Cossos, mans, llavis
i grafies, quan
Començàvem a partir a
la recerca d’un
Absolut que avui,
mare, és seca mar,
Salina dels ulls, i
espera, espera, espera,
D’un miracle, del
promès advent,
Ja tancat, ja murallat,
i nosaltres els presoners
D’aquells lluminosos jardins
Que van ser nostres i
sobre els quals ara
planeja sols el
desert, sols el desert.
V
I esperem la mort, ara que dialoguem
Assíduament amb la
mort
Portant la corona
dels morts
En la creu del
calvari del desig de la vida,
-D’eterna vida i
goig etern- nosaltres, crucificats
Per la paraula i en
la paraula amor
Eixuts com la mar de
déus morts-,
Fidels al designi
d’aquells que es mouen
Dins nosaltres,
silenciosos, custodiant les hores
I els dies que
assignats ens arriben a nosaltres
Que serem taxats com
objectes
D’un mercat macabre;
quant costa l’Eternitat
I la corona d’aquell
que agonitzava per l’home?
Quant, la follia que
Zaratustra va vessar als seus salms
O les mudes cordes
del piano de Hölderlin,
La corda de Villon,
el tret amb que Van Gogh
Va saldar el seu
deute amb l’art, l’ensorrament de Poe,
La soledat d’un
infant trist que agonitza
I sols en les
perdudes Il·luminacions d’un
Interminable viatge,
quant, quant, mercaders
De nafres y
lluminosos matins, fariseus del temple
Que porta d’aquest
món al trenc d’altres
Paral·lels que ens
porten a ser més homes,
A no poder ser taxats
pels comptadors dels fruits
De l’esperit on
l’abella, la reina de l’Estiu,
Continua libant més
ençà de la mort, més ençà de la vida.
[Traducció
de Joan Navarro]
Δ
Punto Muerto (Dead End)
A Víctor Zaza y Enrique Rebull
Era temprano, demasiado temprano.
La diana era blanca como la escarcha
del invierno, y migraban los días
como aves, llevadas por los vientos
de los faustos veranos. Luego grité:
abandóname infancia o descíframe tus
enigmas, pero todo fue en vano: aquí
estoy poseído por un país de dulces aguas
y garzas blancas o moras, ya abandonado
para siempre, para siempre descarnado
y sin sueños, quieto, inmóvil, sombra
de mi mismo, yo que estuve en toda
la oscuridad, y parte de la luz, o he
sido todo esto, Liza querida, ya para siempre,
sólo y a la intemperie de las bárbaras
imágenes que me poseen, en la vigilia
y en los sueños: Érase un pueblo (¡ay! Loreto)
llegado desde la lejana Roma, y aupado por
los ángeles, lejano, inmóvil fuera de todo
todo tiempo, donde besé a mi madre,
tierna, tierna Marina, y al callado , casi
oscuro, casi silencio, Don Modesto Portela,
padres que me trajeron a estas tribales
tierras, donde pasé la infancia, adentrándome
en la infinitud del dios de los esteros,
y los libros que asolaron mi infancia
como varas de fuego: la sangre de ibérico león
corría por mis venas, toda ella poseída
por la magia, negra o azul, de las mezcladas
razas de mi América: luego, Oscar Ignacio
Portela Bofill, y Molina Gómez de Barreda.
Los punzantes estiletes grabados en la carne
del alma del asfalto, donde el amor, otras imágenes,
hicieron nido en mí, dolores y fracasos,
estigmas y entusiasmos, que poco a poco,
hicieron de un niño enfermo y custodiado por
las gracias, el luciferino adolescente de una
edad de oro, en el cual venían hacia
mi, nuevos padres, amigos que ya no están
y sin embargo sobreviven, y el exilio y la cárcel,
y los aplausos, y rebeldías o claudicaciones
de un alma que había bebido néctares y frutos
de un paraíso perdido -1950, y luego, y luego,
las espectrales sombras, los insomnios eternos
como el amor perdido, como la roja muerte que se
llevó a mis padres, yo tigre, yo tauro, y ahora
sólo poeta en tiempos de penuria,
re-escribiéndome a mi mismo, para borrar las
huellas que delatan mi huida, ¿hacia donde, cuando?
Porque a pesar de todo aún respiro, aún mis manos
transpiran, y aún se posa en mi pecho el candor
del jilguero que me acunó de niño.
Δ
[Punt
Mort (Dead End)]
A
Víctor Zaza y Enrique Rebull
Era enjorn,
massa enjorn.
La diana era blanca com el gebre
de l’hivern, i migraven els dies
com aus portades pels vents
dels fausts estius. Després vaig cridar:
abandona’m infància o desxifra’m els teus
enigmes, però tot fou debades: ací
estic posseït per un país de dolces aigües
i agrons blancs o moros, ja abandonat
per a sempre, per a
sempre descarnat
i sense somnis, quiet,
immòbil, ombra
de mi mateix, jo que vaig ser en tota
la foscor, i part de la llum, o he
estat tot això, Liza estimada, ja per sempre,
sols i a la intempèrie de les bàrbares
imatges que em posseeixen, en la vigília
i en els somnis: Això diu que era un poble (ai! Loreto)
arribat des de la
llunyana Roma, i ajudat pels
àngels, llunyà,
immòbil, fora de tot
tot temps, on vaig
besar la meua mare,
tendra, tendra marina, i al callat quasi
fosc, quasi silenci,
En Modesto Portela,
pares que em van
portar a aquestes tribals
terres, on vaig
passar la infància, endinsant-me
en la infinitud del
déu dels estuaris,
i els llibres que van
assolar la meua infància
amb vares de foc: la
sang d’ibèric lleó
corria per les meues
venes, tota ella posseïda
per la màgia, negra o
blava, de les mesclades
races de la meua
Amèrica: després, Oscar Ignacio
Portela Bofill, i
Molina Gómez de Barreda.
Els punxants estilets
gravats en la carn
de l’ànima de
l’asfalt, on l’amor, altres imatges,
van fer niu en mi,
dolors i fracassos,
estigmes i
entusiasmes, que poc a poc,
van fer d’un infant
malalt i custodiat per
les gràcies, el
satànic adolescent d’una
edat d’or, en la qual
venien cap a
mi nous pares, amics
que ja no hi són
i no obstant
sobreviuen, i l’exili i la presó,
i els aplaudiments, i
rebel·lies o claudicacions
d’una ànima que havia
begut nèctars i fruits
d’un paradís perdut
-1950, i després, i després
les espectrals
ombres, els insomnis eterns
com l’amor perdut,
com la mort roja que es
va endur els meus
pares, jo tigre, jo taure, i ara
sols poeta en
temps de penúria,
reescrivint-me a mi
mateix, per a esborrar les
petges que delaten la
meua fugida, cap a on, quan?
Perquè a pesar de tot
encara respire, encara les meues mans
transpiren, i encara
es posa al meu pit el candor
de la cadernera que
em va bressolar d’infant.
[Traducció
de Joan Navarro]
Δ
Infancia
A Ludovica
Squirru
y Joan Navarro
Ahora que definitivamente me has abandonado.
Que las epifanías exigidas se han cumplido.
Ahora que las melancolías yacen en baldía tierra
Y sólo hierbas crecen sobre la
nostalgia
De sueños y de sombras, sé que definitivamente
Me has abandonado a la intemperie por la intemperie.
Yo soy el Dharma bajo lunas oscuras, yo soy la peste
Pero me acepto así y danzo aún el
ritmo
de los lamentos solitarios que acompañan el no
Asombro y bebo aún de claridades
Aunque sea la noche el epitafio que cierra la ventura
De la vida, ahora que definitivamente yo estoy
Solo y sé que me has abandonado pues tus preguntas
Callan, casa, tierra de la lengua materna,
Ya abandono la caza, me fundo a la mar, tigre en el
Agua, postrer maullido de un gigante gato.
Δ
[Infància]
A Ludovica Squirru
i Joan
Navarro
Ara que definitivament m’has abandonat,
Que las epifanies exigides s’han acomplert,
Ara que les malenconies reposen en terra eixorca
I tan sols creix l’herba damunt la nostàlgia
De somnis i d’ombres, sé que definitivament
M’has abandonat a la intempèrie per la intempèrie.
Jo sóc el Dharma sota llunes fosques, jo sóc la pesta,
Però m’accepte així i danse encara
al
ritme
de les lamentacions solitàries que acompanyen el no
Esbalaïment i bec encara de claredats
Tot i que siga la nit l’epitafi que tanca la ventura
De la vida, ara que definitivament estic
Sol i sé que m’has
abandonat ja que les teues preguntes
Callen, casa, terra de la llengua materna,
Abandone ja la caça, em fonc dins la mar, tigre dins
L’aigua, darrer miol d’un gat gegant.
[Traducció
de Joan Navarro]
Δ
|