DA

Angles del buit | sèrieAlfa núm. 105

   

Imagen: E. Sepúveda & C. Ferrer / Foto: Juan R. Peiró

 

 

ÁNGULOS DEL VACÍO

Lola Andrés

 

(Estos poemas formaban parte de la exposición Angles del buit de las pintoras Carolina Ferrer y Encarna Sepúlveda en el Centre del Carme de València el año 2016)

 

 

                                                                                                               esse in vigilia et eius oblivisci

 

yace la estancia

libre

de voz –soporta

la linfa

de la imagen

 

la figura intuye

la densidad

oye el fondo

del muro –llovizna / penumbra

 

 

 

la circundan los ojos:

tuétano: masa solicitante

hiela la sobriedad

del pensamiento: nada

puede decirse

de esa nieve oceánica

 

 

 

 

 

la estancia

 

reconozco la esfera, no transporta, carece de infinito. es fortuita la clausura del extremo. esconde el simulacro, va gestando el tumulto, se afianza.

 

 

 

[ una intensa derrota se percibe. caben ciclones, cuevas. la figura es solícita, no obstante. parece que no llega a comprender, y esto le resta serenidad. el pie derecho avanza unos centímetros, ¿qué trama se lo dice?, ¿qué derecho le acude para iniciar un paso tembloroso? ]

 

 

 

 

 

la figura:

 

ardería. soy un pueblo vencido. necesito más sed para ocultarme, para huir del esfuerzo de este canto. porque canta mi carne, canta esta voz de mí que se destruye.

 

 

 

espera un laberinto

la sima que la rompa

que la entregue al origen:

nacer con nueva holgura

rastrearse

servirse del amor para atrapar

el vidrio que la observa

 

 

 

 

 

[ una línea –de luz o claridad– acentúa una parte de la estancia. la percepción puede ser falsa, de hecho lo es. la sombra se distribuye geométricamente, dando paso a un pequeño triángulo oscurecido. esto ve el ojo de la figura. su mente traduce la inquietud visual: ¿cómo ser dentro de la imagen?, ¿qué materia sobrevive a un deseo, a un instante de perplejidad? ]

 

 

 

la mirada es un filo

las palabras abisman

qué respuesta

habría

qué espejismo

 

 

 

 

 

la estancia:

 

entro. no es importante la procedencia ni el destino, tampoco la utilidad. llago los horizontes porque apreso. en mí los muros hurgan –las entrañas revientan en silencio.

 

 

 

no puede repetir lo que no ha dicho

intentará explicarse

es un globo de furia

hay un remanso último, una dicha

en los alrededores: periferia

del verbo: las afueras

 

 

 

 

 

se rehacen

se arman

cada renacimiento es una grieta

que podría romper la claridad

ambas se enorgullecen –sin

horadar / detrás / con el murmullo

decidido del rastro

 

 

 

cabes en ella: nudo

altivo / joven

línea        no

eres

círculo: hondura,

intermitencias

 

 

 

 

 

[ el invierno es un óxido, tiene baja estatura. dentro hace frío. no es la intemperie. alberga. hay rencor en el hálito, un encono capaz de intimidar el gesto. comprenden su blandura y se estremecen. vaciará la memoria los marcos del recinto: las láminas del cosmos. sobreviven los ojos, la estructura del trígono. helarse –pensarían– en un trazo de brillos. ]

 

 

 

la figura es

la zona que palpita

en el hueco

de la estancia / rendida / insuficiente

 

 

reposa la tristeza

sobre un vientre cerrado:

 

«tengo la herida abierta: un pez de sangre»

 

 

 

 

 

la estancia:

 

las aristas que abrigo son diluvio. puedes, aquí, retroceder, hacer que sangre el eco que has guardado. cuando respiro hallo el tumulto del amor. ¿lo reconoces?: ladea la emoción, puedes desordenarte.

 

 

 

la figura:

 

desde que tengo voz me desplomo, me hundo en el fragmento de la imagen –esa entretela vana. tiemblan mis manos, escucho su temblor. lo reconozco. es una fuente. dices amor y cumples. a menudo cometo el mismo equívoco: confundo signos, hilo caparazones, siembro espuma.

 

 

 

 

 

son dos cirios

de aire        ni siquiera

se acaban

son o

intentan

que la materia fragüe

ojos ‒veloz matriz

 

no es el magma

es la ceniza

la que tensa la forma

‒el lastre / la insistencia

 

 

 

 

 

reconocer las olas

como alambres del agua

respirar de la espuma

cristales

 

no decir

qué trazos

fueron luz

 

 

lenta simiente

‒azar / nada

que ocupe

la apertura de un hilo

 

flotar como un estrépito

restituir el impacto

en el pecho: no ser

origen

 

Lola Andrés (1961, València), licenciada en filología. Ha recibido premios como el Alfons el Magnànim de poesía en valenciano o el Gerardo Diego de la Diputación de Soria. Tiene publicados los siguientes libros de poemas: Moléculas y astros, Jocs de llum, Materia, Cielo líquido, Travesía (la tercera edición junto al pintor Pere Salinas, 2021), de Uno, Llámala y las plaquettes Pendiente del aire, junto a Eva Hiernaux, Poemes (Catàleg i exposició Angles del buit en el Centre del Carme de València con las pintoras Carolina Ferrer y Encarna Sepúlveda), cómo/sucede, Brecha, y Ho(yo) de hueso. Ha traducido del catalán al castellano a poetas como Joan Navarro, Teresa Pascual, Jaume Pérez Montaner, Begonya Pozo o Josep Checa. También ha traducido del alemán al catalán, junto a Anacleto Ferrer, la Poesía de Hannah Arendt y Màtria, de Rose Ausländer.

Poemas suyos han aparecido en diferentes publicaciones nacionales e internacionales.

Ha sido incluida en diversas antologías.

Ha formado parte de proyectos interdisciplinarios –poesía, música, danza y pintura. Actualmente dirige la colección Marte de poesía, de la editorial Contrabando.

 

[Traducción: Lola Andrés]

 

Ângulos do vazio

 

 

| a | entrada | Llibre del Tigre | sèrieAlfa | varia | Berliner Mauer